A días de terminar una nueva estación de verano que es la ideal para el accionar violento de los mosquitos, la ciudad este fin de semana se vio envuelta en una nube de insectos que se dedicaron a succionarnos la sangre y a molestarnos con sus zumbidos.
Fue así que estar al aire libre durante el fin de semana fue casi insoportable sobre todo en los lugares más cercanos a las zonas verdes o lugares no tan céntricos.
Si bien este insecto no sabe de clases sociales, barrios, sexos o edades los marcosjuarenses recurrieron a todos los métodos al alcance de la mano para poder repeler el accionar de los mosquitos.
Para los más desprevenidos no tener repelente a mano fue todo un tema, ya que las actividades al aire libre se complicaban por la gran cantidad de mosquitos que a los largo de la ciudad no supieron de días ni horarios ya que uno asocia Mosquito= Noche, regla que no respetaron estos insectos.
Existen unas 3.000 especies distintas de mosquitos en la Tierra, pero solo tres de ellas son las que nos picotean en las noches de verano, el Anopheles, el Culex y el Aedes.
Los mosquitos, como muchos otros insectos, se alimentan del néctar de las flores. Solamente las hembras pican a humanos y otros animales por su sangre, que contiene las proteínas y otros compuestos químicos que necesitan para madurar los huevos de los que saldrán sus crías.
Cuando un mosquito (mejor dicho, una moquita) nos pica, introduce bajo nuestra piel dos diminutos tubos: uno de ellos le sirve para sorber nuestra sangre, y el otro para inyectarnos una sustancia que evita que la sangre se coagule en la herida o en su trompa antes de haber terminado de sorber.
Esa sustancia provoca que nuestro cuerpo libere histamina, una sustancia involucrada en las respuestas localizadas del sistema inmune. Así que cuando te pica una picadura, no es técnicamente culpa del mosquito, sino de tu cuerpo reaccionando a esa sustancia. Esta es la causa de que no todos reaccionemos igual: algunos apenas muestran un bultito mientras que otros desarrollamos ronchas